Entradas

Muerte anunciada

Resulta que al final caí en tu propia campaña política. Caí en tu propio circo mediático para captar un par de corazones hambrientos y desesperados. Deposité en esa urna un par de ilusiones y me quedé con las dudas. Dudas que en realidad eran certezas para el que no quiere ver ni escuchar, para el que en realidad necesita que le endulcen los oídos un poquito para terminar de saltar.  Ahí estabas mintiéndome en la cara y cagandote de risa detrás de la careta más tierna que podrías llegar a lucir. Pero en realidad no caí sola, me dejé caer. Me dejé caer en mentiras anunciadas que yo misma decidí comprar, porque a veces creer es mas simple que cuestionar. Nunca pude ni quise cuestionarte. Me aturdí pensando en posibilidades que sabía que nunca pasarían solamente por no desconfiar de tu mala fe, al final la que siempre tuviste. Siempre siendo tan gila, haciéndome cargo de tus promesas vencidas y vos ahí viendo como te apiadabas de mi, una simple mortal que te dio en un voto todo lo qu

Exceso de expeculación

Me da hasta un poco de risa saber que estamos los dos parados frente a un muro esperando que se rompa. O que resista. Mirando fijamente sin hacer nada y ni siquiera viéndonos la cara. Esperando el impacto de algo que nadie sabe exactamente que es y si posta existe o es simplemente producto de haber flasheado de más. Nos envolvimos en un huracán y nos dejamos llevar con el, pensando que su fuerza nos iba a depositar en algún lugar. Aunque sea un lugar de mierda y lleno de basura. Pero por lo menos “estando”, teniendo alguna razón para ser. Nunca nos dimos cuenta o mejor dicho nunca quisimos porque acá no se quien es mas gil, que quizás ese algo no existe y ese muro sera eternamente eso. Un muro. Que ni mil tiempos futuros nos traerán ante nuestros oídos ansiosos la respuesta que queremos escuchar, porque pensamos que esa respuesta va a venir cuando quizás al destino ni le pinta. Nos sedujo la idea de pensar que el arte de coincidir es suficiente para construir cuando por ahí fue solo p

Señorito X

Como empujar una puerta con un cartel enorme de “tire”. Como abrir un paquete de papas fritas que se siente lleno pero solo de aire. Yo me llevé puesto tu desinterés y me hizo mierda. Me la pasaba empujando cuando tenía que tirar. Cuando tenía que dejar de conformarme con promesas bien vendidas, con palabras azucaradas que al final no dicen nada. Cuando tenía que dejar de esperar el impacto de tu indiferencia. Y ahi estaba. Ya perdí la cuenta de las veces que me quedé ahi expectante  para verme a mi misma como una pelotuda importante mientras vos jugabas a ignorarme. Al fin y al cabo sos un adicto del juego retorcido del que me tenés como protagonista. Venis. Te divertís un poquito. Y te vas. Sin remordimientos. Sin darte vuelta mientras te vas desdibujando en la multitud. Pero eso solo se hace en las despedidas. Esto no es una despedida. Sos tan perverso que sabes que me quedo quieta. Quieta por vos. Quieta esperando a que vuelvas. Total te despedi en un millón de nuncas. Te putee en

Estoy bien mal

     Había pasado tanto tiempo que no recordaba cuando fue la última vez que me habían abrazado con tanta fuerza. Tus brazos me rodearon con firmeza pero con la mayor de las delicadez. Hacía mucho que te esperaba, pero no te vi venir. La vida se encargó de que te viera por primera vez cuando ya estabas casi en mi nariz. Llegaste y te quedaste. Por primera vez. Por primera vez no fui víctima de excusas y mambos ajenos, fantasmas de alguien más. Por primera vez no me pusieron a prueba. Ahí estabas en frente mío. Y te quedaste. Sin dubitar. Sin esperar mi aprobación. Pero yo no estaba ahí. ¿Y sabés que es lo peor? Que era capaz de morir por respirar los mismos besos que vos. Por compartirte mi universo del que tanto me avergüenzo. Pero no me salió. Y no me sale. Todavía me acuerdo las palabras exactas saliendo de tu boca: "Es tan simple como dejarse querer". Yo no sabía que decirte ¿Te acordás? Justo a mí me dijiste que eso. Que la calma nunca me pareció una prioridad y menos e

Cual es tu norte

Al final todos estamos un poco rotos. Un poco más. Un poco menos. Pero rotos. Te rompió el baldazo de no ser correspondido. Te rompió que la persona que resguardaba tu mano con firmeza, un día la suelta con toda la indiferencia que le cabe en el cuerpo. Te rompió saber que aquel que supo ser un referente, te dio vuelta la espalda cuando más necesitabas un abrazo. Te rompió que incluso seres queridos te juzguen, te señalen con el dedo aunque hayas dado el paso de tu mayor acto de valentía. Te rompió haber dado todo a cambio de una miseria. O peor. A cambio de la nada misma. Te rompen y la vida también te supo romper. Hasta quedar hecho mierda y reducido a escombros. Pero para gustos los colores. Y para roturas, una medicina distinta. Un sedante. Una morfina que elegís para elevarte y sentirte entero por un rato. Pero no seas boludo. ¿Por que sabes que es lo peor? Que emparcharte y ponerte una curita no es sanar. No es cicatrizar. Siempre digo que el ser humano con tal de no desnudar su

ponele

Mis vicios mortales se vuelven más seductores los domingos. De repente el atado de puchos a medio terminar me invita a saborearlo con ganas desesperadas. De repente mi cuerpo tiene ganas de chocar con otro sólo para perder el tiempo descubriendo los lunares de alguien más. Y ahí estoy. Buscando una razón para que mi opacidad mental haga juego con la atmósfera. Aunque sea por un ratito. Buscando una razón para mirar afuera lo que no tengo ganas de mirar adentro. Hoy es domingo y me quema por dentro.  Hoy es domingo y quiero matarlo ardiendo en tu boca

say no more

Viniste a mi vida ya estando lejos. Siempre con un pie dentro de mi universo y otro adentro tuyo por si tenías que huir de mi y correr a lo seguro. Así te conocí. Roto. Aunque en el arte de disimular siempre fuiste un campeón y en el de alardear yo diría un semidios. Ahi estabas, lejos, roto y distante pero me gustaste igual. Me gustaste. Me quise morir en tus besos. Me desvivía pensando como desnudarte los pensamientos. Buscando la forma de que estes cerca. Buscando la forma de que estes del mismo lado de mi puerta. Igual pará. Se que lo sabías y que vos te desvivías por tenerme cerca, por darme los besos mas ricos del mundo. Pero mi presencia era como ponerte alcohol en la herida. En el momento te aliviaba, te sentías sanando pero ardía, y la idea de estar en llamas para curarte nunca fue lo tuyo. Decidiste quedarte así. Roto y con una herida de la puta madre. Así es como termine de perder la posibilidad de tenerte. Dando de baja la posibilidad de armarte de nuevo, de desnudarte de